Cuadernos Universitarios- Dossier Especial. Publicacion Academica de la Facultad de Educacion- UCASAL (Argentina), núm. 1, 2023
e-ISSN 2250-7132
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Palabras clave: situación comunicativa, oralidad académica, estudiantes universitarios, cultura académica.

Introducción

Las prácticas académicas, que son llevabas a cabo por docentes y estudiantes, tienen como propósito socializar los saberes que están relacionados con las disciplinas y su contexto sociocultural. Dichas prácticas refieren a situaciones de experiencias de lectura, escritura y oralidad y son fundamentales en las trayectorias educativas de los estudiantes universitarios. La oralidad constituye no solo una competencia de comunicación, sino también, un apoyo a los procesos de lectura y escritura y, por ende, a los procesos de enseñanza y aprendizaje. El objetivo de este trabajo es describir, en palabras de los estudiantes, qué sienten durante la experiencia de exponer ante situaciones de participación oral en el ámbito educativo universitario. Para ello, desde la cátedra de Técnicas de Estudio -dictada en el primer cuatrimestre- se recolectó, de manera escrita, un registro de las vivencias de estudiantes de primer año de la carrera del Profesorado y Licenciatura de Historia, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, en el año 2022. A su vez, estas experiencias permiten proyectar propuestas innovadoras que tienen como objetivo contribuir en la adquisición del lenguaje académico en el ámbito universitario y en su desempeño como profesionales e investigadores.

Lectura, escritura y oralidad en educación superior

El concepto de alfabetización académica se viene desarrollando desde hace una década. Carlino (2002) expresa que es el conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva de las disciplinas. Apunta, de esta manera, a las prácticas de lenguaje y pensamiento propias del ámbito académico (Carlino, 2002, p. 410).

En este sentido, Montes y Navarro (2019) plantean que la lectura, la escritura y la expresión oral son manifestaciones concretas del lenguaje que atraviesan a todas las prácticas discursivas propias de la cultura académica: la investigación, las conferencias, los coloquios, los diálogos entre pares, los exámenes, las tesis de grado, los ensayos y artículos científicos, entre otras. Las tres designan acciones que ocurren en contextos de aprendizaje y con fines específicos. Dicho de otro modo, la comunicación oral está fuertemente vinculada con las esferas de la actividad humana, académica o profesional, y la intención de los hablantes es establecer vínculos e intercambiar saberes especializados.

La comunicación académica se relaciona directamente con las competencias, es decir, con el pensamiento crítico, la comunicación efectiva y la argumentación (Pellegrino y Hilton, 2012). Dichas competencias se manifiestan a través de las prácticas de lectura, escritura y oralidad de los estudiantes. Estas competencias letradas, es decir, habilidades mediadas por la lectura, la escritura y la oralidad, se han transformado en elementos centrales para el desempeño profesional, la construcción del conocimiento social y la toma de decisiones en la esfera pública (Starke-Meyerring y Paré, 2011). De tal modo, favorecen el aprendizaje y la construcción de conocimiento, situados en los marcos culturales y epistemológicos de cada una de las disciplinas, a la vez, permiten destacar el rol protagónico del escritor y su aprendizaje, es decir, el rol del estudiante.

En la oralidad —al igual que en las otras competencias comunicativas— el sujeto de aprendizaje transmite diferentes significados en una presentación oral: palabras, gestos, movimientos, entre otros. Es así que Navarro (2018) destaca el trabajo de Poyatos (2003), que identifica tres sistemas que operan conjuntamente en la comunicación: el lenguaje, el paralenguaje y la kinésica. El lenguaje se refiere a las emisiones verbales (construcciones sintácticas, léxico, etc.), mientras que el sistema paralingüístico se refiere a las cualidades fónicas o sonidos que acompañan el habla (tono, timbre, intensidad, etc.). La kinésica, por su parte, se refiere a los gestos, movimientos faciales o corporales. Todos estos elementos permiten entregar pistas a la audiencia para interpretar los discursos que son emitidos oralmente. La comunicación no verbal sirve a diversas funciones, entre ellas, la conformación de impresiones y la expresión de la propia identidad. En efecto, por una parte, direcciona la manera en que las personas se hacen una primera idea de otras y permite transmitir lo que creemos que somos, a la vez que entrega información respecto de nuestra personalidad e identidad: edad, condición étnica, estatus socioeconómico, entre otros. Según Borioli (2019), en la universidad pública e inclusiva, hay estudiantes que usan pocas palabras y también, a quienes les da vergüenza tomar la palabra porque perciben la diferencia entre capitales lingüísticos. Además, los estudiantes buscan a otros para hablar porque proceden de minorías, de grupos sociales, sexuales o religiosos silenciados durante siglos, cuya palabra ha sufrido una prolongada expropiación, un vasto silenciamiento: son estudiantes portadores de una palabra restringida y, aunque a veces se solicita su palabra, les cuesta compartirla. Por lo tanto, es de suma importancia los encuentros de escucha y participación activa para aprender una parte sustantiva de lo que han de saber hacer en su desempeño profesional futuro.

Experiencias de la oralidad académica en la universidad

El cambio de la enseñanza media a la universitaria implica un pasaje porque que, en su trayectoria, los estudiantes conocen, asimilan y practican las convenciones de la cultura académica o tienden a amoldarse a las altas exigencias de cada disciplina. El alumno se encuentra con prácticas que demandan modos de saber hacer y saber decir desde el primer día de clase. Dentro de estos modos, la oralidad se sitúa como un componente integral de la formación universitaria y de la cultura académica. En este sentido, las experiencias de los estudiantes en las prácticas pedagógicas están atravesadas por factores contextuales, psicosociales, discursivos y lingüísticos durante la puesta en práctica del discurso oral. En las siguientes expresiones, los y las estudiantes detallan:

Me pongo nervioso/ siento pánico/ siento temor de cometer errores/ tengo nervios / me dan ganas de no entrar / tengo miedo a tartamudear / me siento sorprendido/ me tiembla la voz cuando se hace largo lo que tengo que expresar / me pongo nervioso y suelo ver el suelo y pienso lo que tengo que decir, entre otras expresiones relevadas (Expresiones extraídas de registros escritos, 2022)

En el intercambio oral confluyen varios factores que influyen en la interacción. Así, lo emocional, fisiológico, psíquico, el manejo de los saberes resulta importante para el discurso oral y, por ende, para acceder a la cultura académica. Dicho discurso es pronunciado con grados de entonación (paralingüística), gestos con los ojos y las manos, que posibilitan comprender los sentidos que cada anunciador desea expresar a un determinado público. Este público académico, docentes y estudiantes, utilizan un lenguaje formal distinto del cotidiano y familiar, por lo tanto, se intenta comprender al hablante y su discurso en toda su complejidad situacional. Esto es observar cómo expresan lo que saben, cómo se mueven en el espacio áulico y qué apreciaciones o devoluciones realizamos como equipo de cátedra. Es así que los estudiantes manifiestan ciertas actitudes con respecto a este público académico, por ejemplo, el movimiento del cuerpo o comportamiento cinético, las características físicas, la conducta, la calidad de la voz, la vocalización, la proxémica, entre otras. Estos factores muestran la complejidad que supone la comunicación humana, y sobre todo, en las primeras instancias de formación universitaria.

Cabe destacar que las expresiones seleccionadas en párrafos anteriores refieren a las prácticas de oralidad académica en sus aspectos de orden fonético, de pronunciación, de volumen, de inadecuaciones semánticas, de claridad, de coherencia, de vocabulario y de muletillas. Esto tiene que ver con ciertas creencias sobre la oralidad que los lleva a considerar, muchas veces, que su desarrollo es natural o espontáneo y que no se requiere de dispositivos pedagógicos especiales para apoyarla. Sin embargo, la oralidad académica va más allá de tales aspectos, puesto que es una instancia que fortalece dimensiones cognitivas, intersubjetivas y culturales.

Otras expresiones, como las siguientes, visibilizan la falta de espacios que posibiliten la interacción previa a las instancias de evaluación oral.:

No participo por falta de conocimiento / cuando llega el momento simplemente hago lo que tengo que hacer y ahí se me van los nervios/ a medida que voy hablando, siempre y cuando esté seguro de lo que estoy diciendo, hablo/miedo de equivocarme y no poder transmitir lo aprendido/ si me equivoco en explicar algún concepto me pongo nervioso/ miedo a no explicar bien/ por la presión se me.olvida algunas cosas/ miedo y se me olvida las palabras principales/ me domina los nervios…se me pierden las ideas estudiadas , me trabó al hablar/ me paralizó aunque se los conceptos se me olvida todo / cuando me manda a hablar al frente primero es nervios, después un poco de tartamudez y un poco de salir corriendo/ dudo de la información que tengo obtenida… Comienzo a temblar y la voz se me quiebra / trato de preparar mi voz y cuerpo para expresarme mejor. Inicio de una manera calmada, poco a poco subo la velocidad y siento un repentino subir de mi ritmo cardíaco/ (Expresiones extraídas de registros escritos, 2022)

Los estudiantes que se presentan a diversas instancias de expresión oral, desde una participación en clase hasta una evaluación final, no tienen organización ni planificación que les permitan actuar de manera espontánea y significativa. Defender una opinión requiere no solo del uso de operadores discursivos, conectores lógicos necesarios para las precisiones conceptuales y estructurales, sino que, además, es fundamental relacionar, analizar y construir conocimiento a través de los intercambios verbales entre docentes y pares.

La ausencia de la planificación impide una participación activa del estudiante, como, por ejemplo, transmitir lo aprendido en clase. El fracaso está relacionado con la incapacidad de expresar de manera adecuada los aprendizajes. En el trayecto formativo referido, los estudiantes realizan la lectura y razonan con instancia de escritura individual y grupal, por último, socializan en un coloquio. La práctica de expresar a través de la voz permite conocer de qué manera relaciona los saberes con sus experiencias. Es decir, que la oralidad constantemente remite a la lectura y escritura que permite razonar, argumentar y dar cuenta de los procesos de lectoescritura llevados a cabo. De tal manera, para generar los momentos de interacciones o diálogo en el aula es importante guiar al estudiante para que diseñe la planificación o guion para exponer de manera efectiva, eficiente y significativa ante diversas situaciones comunicativas de carácter oral en la universidad. Gran parte de lo que ocurre en el aula se produce a través de los usos lingüísticos orales y el uso correcto de la lengua oral. Roldán (2003) menciona que no es exclusivo de una asignatura; de alguna u otra forma, todas las áreas están comprometidas con la enseñanza de la lengua como un medio de expresión de sentimientos e ideas, es decir, con la comunicación de las diversas esferas de la actividad humana.

En esta instancia, el acompañamiento del docente es fundamental para comprender la situación en la que se desarrolla la presentación y para planificar estratégicamente otras actividades que permitan una mejora de las competencias comunicativas del alumno. Constantemente, los sabores, los sentimientos, las emociones, el cuerpo y el contexto juegan un papel importante para la expresión oral. Esto es así y, por lo tanto, aprender y sistematizar en un proceso de enseñanza y aprendizaje el dominio o la autorregulación puede evitar el fracaso dentro de la participación de la cultura académica de la comunidad universitaria.

Reflexiones finales

El lenguaje, escrito u oral, permite interacción entre los estudiantes y docentes en la comunidad académica. Esto implica necesariamente convertir las aulas en espacios ricos en intercambios comunicativos para hacer posible la apropiación del discurso académico y de otros formales. Resulta valioso trabajar con actividades que permitan la reflexión oral, no solo basta con que los alumnos diserten, sino también trabajar actividades en las que ellos deban desarrollar una expresión planificada sobre sus saberes espontáneos a partir de una temática planteada por el docente. Crear instancias en las que puedan argumentar, dar su opinión respecto a hechos o situaciones del contexto. El docente no debe enfocarse solo en lo teórico, en los aspectos paralingüísticos y kinésicos, por el contrario, debe buscar instancias que permitan desarrollar y mejorar la oralidad de los alumnos. Esto va de la mano con la lectura y la escritura, las cuales proporcionan un léxico variado que se incorporará en el habla formal del alumno. Vivenciar las prácticas de lectura, escritura y oralidad académica es generar espacios de escucha y participación activa de los estudiantes, puesto que, la constante participación permitirá afrontar los desafíos que, a nivel físico, psíquico y emocional, provoca una audiencia académica de cualquiera disciplina. Dicha participación activa permite incorporar herramientas para fortalecer sus competencias en el ámbito educativo universitario y habilita la autonomía de un pensamiento reflexivo y crítico como futuros profesionales.

Referencias bibliográficas

Carlino, P. (2002). Alfabetización académica: un cambio necesario, algunas alternativas posibles. Comunicación libre en el tercer encuentro, la universidad como objeto de investigación, dpto. de sociología, universidad nacional de la plata. https://www.redalyc.org/pdf/356/35662008.pdf

Borioli, G. (2019). Interrogar la palabra. Oralidad y aprendizaje en la Universidad Nacional de Córdoba, Praxis Educativa. 23(3), https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=153161430002

Montes, S. y Navarro, F. (2019). Hablar, persuadir, aprender: manual para la comunicación oral en contextos académicos. https://doi.org/10.34720/4xcc-q558

Navarro, F. (2018). Manual de lectura, escritura y oralidad académicas para ingresantes a la universidad. 1a ed. /Manual-de-lectura-escritura-y-oralidad-academicas-para-ingresantes-a-la-universidad.pdf

Roldán, E. 2003–2004 . «La competencia comunicativa y la expresión oral». Documentos Lingüísticos y Literarios 26-27: 31-32 . Disponible en http://www.revistadll.cl/index.php/revistadll/article/view/282/415


  1. Universidad Católica de Salta (Argentina). almarin@ucasal.edu.arUniversidad Católica de Salta (Argentina). mnvilla@ucasal.edu.ar

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